
Todo comenzó cerca de las ocho de la noche, el 15 de enero de 1846. Angelique se encontraba con otras jóvenes, cociendo guantes en un telar, cuando éste comenzó a mecerse como si tuviera voluntad. Las adolescentes huyeron espantadas a contárselo a los vecinos, quienes no creyeron una palabra. Entonces volvieron al lugar, una a una, acercándose al telar; cuando fue el turno de Angelique, éste comenzó a vibrar nuevamente, al tiempo que ella comenzaba a sentir una extraña atracción hacia el objeto.
En primera instancia los padres atinaron a llevarla con el párroco local, temiendo que estuviese poseida. Sin embargo, tras constatar los hechos en persona, el sacerdote les sugirió buscar ayuda médica.

Tras consultar con médicos, la llevaron a la cademia de Ciencias de París, donde le efectuaron numerosas prubas. Allí pudieron constatar que esa fuerza repulsiva parecía brotar del costado izquierdo de su cuerpo, siendo particularmente intensa en la muñeca izquierda y bajo la pelvis. Al ocurrir los ataques, el lado izquierdo de su cuerpo adquiría una temperatura mayor que el derecho, y comenzaba a sufrir temblores que eran transmitidos a cualquiera que la tocara.
También notaron que estas experiencias electromagnéticas, si bien eran esporádicas, sucedían con mayor frecuencia al atardecer, entre las siete y las nueve de la noche.
Al acercar una aguja supendida en reposo, ésta comenzaba a vibrar al compás de los movimientos de su brazo. Someterla al contacto con el polo norte de un imán era causal de fuertes shocks, en tanto el polo sur parecía no surtir ningún efecto.
Los científicos no pudieron encontrar explicación alguna a ésto.

1 comentarios:
Eso pasó realmente? Que loco!! Bueno el blog!
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