El dedo místico

La isla de Madagascar es un sitio de gran diversidad animal, residiendo allí algunos de las especies más exóticas del planeta. Este es el caso del aye aye, un primate de hábitos nocturnos que habita en las copas de los árboles. Tienen una apariencia llamativa, que llevó a los primeros entomólogos en estudiarlo a confundirlo con un roedor.

Originalmente, pueblos de origen polinésico se asentaron en las tierras altas que se ubican al centro de la isla. Las costas permanecieron relativamente despobladas, hasta que algunos siglos después inmigraciones provenientes del este de Africa comenzaron a instaurar pequeños reinos en las zonas bajas. Estos fueron quienes tuvieron mayor contacto con el aye aye, que habita las selvas tropicales situadas en las franjas costeras de Madagascar.
Los hábitos nocturnos del animal y sus estrafalaria apariencia llevaron a los pueblos a asociarlo con demonios, poseedores de malignos poderes. Entre éstos sobresalió la creencia de que su desproporcionado tercer dedo tenía la capacidad de sentenciar a muerte a quien señalara, y solo podía quebrantarse el maleficio matando a la criatura.

El pueblo nativo de Sakalava, situado en la costa oeste de la isla, difundió el mito de que los aye aye solían ingresar a las chozas a través de los techos de paja y asesinar a los ocupantes dormidos, punzándoles la vena aorta con su tercer dedo.


En realidad, el animal utiliza esta llamativa falange para golpear las cortezas, identificando aquellas ahuecadas por gusanos, su principal fuente de alimento.
La reducción del hábitat natural provocó un incremento del contacto de los habitantes de la isla con el aye aye quienes, motivados por la superstición, lo llevaron al borde de la extinción.

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