Querido papá:
para mí es muy difícil decirte todo esto, pero te lo tengo que decir. Te cuento que me estoy yendo de casa con Juan, mi actual pareja. Estoy enamorado de él, papá. El pibe está bárbaro, tiene un cuerpo increíble... además tiene un montón de tatuajes y estos piercings gigantes colgados en todos lados... me encantan. También me gusta su super moto negra, BMW, que la policía jamás logró alcanzar.... creo que lo amo, papi. Pero además, no es solo eso... la verdad es que descubrí que realmente no me gustan las mujeres. Lo intenté, pero no las puedo ni ver. Sé que vos no aprobás mi decisión y es por eso que decidí escaparme para vivir esta experiencia con Juan. Sé que seremos muy felices en su casa rodante. Queremos viajar por el mundo sin conocer exactamente nuestro próximo destino, viviendo de vender las artesanías hechas por nuestras propias manos
Para que sepas que lo nuestro va en serio, que no es pavada, te cuento que Juan quiere que adoptemos hijos, que formemos una gran familia. El otro día mientras nos fumábamos un porrito, me lo propuso. Me pareció genial, fue todo lo que siempre soñé: tener mi propia familia. Eso sí, ya decidimos que una vez que los tengamos ya no usaremos más drogas pesadas... sólo marihuana (que es re sanita). Es que cuando hay chicos de por medio...hay pensar un poco más las cosas ¿o no? Creemos que entre nosotros más los amigos gays de Juan y sus parientes chilenos, vamos a vivir en perfecta armonía. Los chicos van a crecer en un ambiente muy sano, con muy buenos ejemplos. Y no te preocupes papá porque a los 16 años, al contrario de lo que mucha gente piensa, uno ya la tiene clarísima y sabe lo que quiere, así que... esperame porque algún día volveré y vas a ver que no me arrepentí en lo más mínimo. Te mando un beso grande y decile a mami que la amo y no la culpo por nada, ok?
PD: Papito, no te asustes. Era todo mentira. Estoy yendo a lo de Marianita, la hija de la vecina del 301. La pendeja esta buenísima, solita y regalada. Esta carta fue sólo para mostrarte que hay cosas peores que las notas bajas. Mi boletín está en el primer cajón de mi mesita de luz. Chau, después hablamos...
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