El lado oscuro de un genio

A fines del siglo XIX dos prestigiosos inventores competían en Estados Unidos por la imposición de una tecnología revoñlucionaria. Estos eran George Westinghouse, promotor de la corriente alterna (CA), y Thomas Edison, impulsor de la corriente continua (CC). Las compañías fundadas por estos dos inventores y hombres de negocios, The Edison General Electric Company y Westinghouse Corporation, buscaban hacerse del control de un mercado que prometía ser multimillonario.
Por aquellos tiempos comenzaa a ser evidente que la facilidad de la transformación a diferentes tensiones de la CA, permitiendo su transporte a través de largas distancias, le daba una ventaja considerable frente a la CC.

En el estado de Nueva York, donde hasta ese entonces ejecuciones se realizaban por ahorcamiento, se formó una comisión gubernamental a fin de estudiar la viabilidad de utilizar descargas de CA de alto voltaje como método de ejecución.
Eventualmente la opinión de Edison, máximo referente de la electricidad, fue requerida. En ese momento, divisó la posibilidad de darle un duro golpe a su competencia. Si lograba que la opinión pública identificara la CA como un peligro letal, conseguiría el empuje necesario para imponer su tecnología.
Si ésto no resulta poco ético, es necesario aclarar que Edison era un ferviente opositor de la pena de muerte.

Así, Edison se dispuso a demostrar la cualidades de la CA como instrumento de muerte. Para ésto realizaba experimentos públicos en que sometía animales a descargas de CC, provocándoles visibles señales de dolor que no acababan con su vida; luego repitiendo el experimento con CA, la cual resultaba ser mortal.
Fue vital, para la aceptación de la "silla eléctrica", la declaración de Thomas Edison, que afirmó considerar aquel como un método indoloro y humanitario. Inclusive, ante la negativa de Westinghouse de proveer generadores de CA, fue Edison quien los proporcionó para llevar adelante la primera ejecución. Algunas versiones le atribuyen al mismo Edison la invención del término "being Westinghoused" para referirse a la electroejecución de personas.

El primer condenado a muerte ajusticiado mediante la silla eléctrica fue William Kemmler, hallado culpable del homicidio de su concubina. La ejecución se llevó adelante el 6 de agosto de 1890. Fue un desastre. Nadie sabía a ciencia cierta cuán efectivo era el mecanismo, por lo que comenzaron haciendo circular por el cuerpo de Kemmler una corriente de 1000 volts durante unos 17 segundos. Tras declararlo muerto, los testigos observaron aterrados como el hombre comenzó a gemir. Los encargados de la ejecución, estupefactos, decidieron repetir el procedimiento, prolongando por intervalo de dos minutos. La escena fue espantosa, provocando náuseas en varios de los presentes, que debieron abandonar el salón, huyendo del náuseabundo olor (relatos en la prensa indicarían que el cuerpo habría comenzado a incendiarse).

Finalmente, la electrocución se impuso como método de ejecución (y en algunos estados de EEUU sigue en vigencia hoy en día), pero no tuvo el efecto que Edison esperaba. La gente no rehuyó a que esa tecnología, usada para impartir la muerte, ingresara en sus hogares, y él mismo debió adoptar la CA para que su empresa sobreviviera.
Años después Edison admitió que promover el uso de la silla eléctrica fue el peor error de su vida.

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